sábado, 16 de julio de 2016


Anfitrión: Infinata



Comentario Literario 

de

INFINATA

 UN LIBRO ACERCA DE OTRO LIBRO

Irving Wallace
Hace unos meses llegó a mis manos un montón de libros de los temas más variopintos. Entre ellos, llamó particularmente mi atención un título sugerente: “La Creación de una novela” del escritor gringo Irving Wallace. De lejos tenía alguna noción de este autor, así que lo aparté para leerlo en su momento. Y así fue, los viajes de metro me dieron la oportunidad de revisar este entretenido libro que pasó a comentar.

El Contexto

El autor nos cuenta cómo escribió uno de sus principales best sellers “El Premio” que trata acerca de la entrega de los premios Nobel. Fueron casi 15 años entre la gestación y la publicación, entre la aparición de los primeros rasgos de una historia interesante y la recepción de la versión con tapa dura que llegó hasta su hogar.


Sin embargo, lo que de verdad me atrapó del libro fue el recorrido personal del autor, sus técnicas de investigación, su creación de personajes, su diseño del relato, su disciplina de trabajo, sus convicciones personales y, sobre todo, el gran amor que profesaba por su arte. Sin duda, es un libro insustituible para cualquiera que trata de entrar en el mundo de la literatura.


Según el autor, todo comenzó en 1946, en uno de sus viajes a Estocolmo haciendo investigaciones para artículos destinados, entre otras, a revistas como el Rider’s Digest. Fue allí donde conoció al controvertido doctor Sven Hedin, científico y nazi, quien además era juez de los premios Nobel. Entre las muchas entrevistas, con nombre y apellido, este juez de ochenta años le contó algunos entre telones más o menos sabrosos que uno no se imagina de los jueces del máximo premio concedido a un ser humano. Por ejemplo, la mayoría de los jueces estaban en contra de Pearl Buck, pero él y Selma Lagerlöf se encargaron de convencerlos. Le contó del antisemitismo de uno de los jueces lo que atrasó la elección de Einstein. Y de cómo la fascinación de Hjalmar Gullberg por los versos de Gabriela Mistral lo llevó a convencer a todos para otorgárselo a la chilena en vez de a Hesse, Romains, Croce y otros. De hecho, el mismo poeta tradujo al sueco los poemas de la poetisa para terminar de converselos a todos.


No puedo dejar de transcribir la respuesta de Hedin dio a Wallace acerca de ‘aquellos quienes nunca ganaron el Nobel’:


“          ...él me preguntó a qué autores me refería. Bien, dije yo, en primer lugar, Máximo Gorki.
- ¡Ah! Murió demasiado pronto. Su nombre figuró varias veces; al fin hubiera llegado a conseguirlo.
- Y, ¿qué me dice de H. G. Wells?
- Poco importante, y demasiado periodístico.
¿Y James Joyce? ¿qué podía decirme de James Joyce? El Dr Hedin pareció desconcertado:
-¿Quién es ese?”

Con semejante material, Irving Wallace se dio cuenta que tenía oro entre las manos.

Destacar de este libro de Wallace es el método de trabajo que nos describe. Por ejemplo, por cada personaje hizo una biografía de por lo menos 5 carillas, a fin de no ser sorprendido en ningún momento de la historia en cuanto a los datos que puede dar sobre los mismos. Construyó una descripción exhaustiva de los lugares donde iban a desarrollarse los eventos, señalando incluso el clima del lugar. Escribió un resumen de cada uno de los capítulos y fue modificando los datos en la medida que la historia lo requería. Hizo sendas investigaciones sobre los procedimientos de entrega del Nobel, para lo que estuvo viajando varias veces a Suecia. Estableció un horario de trabajo a la vez que una cantidad específica mínima de palabras por día de las que podrían escribirse más, pero nunca menos, incluso a sabiendas que luego tendría que corregir casi todo. Se entrevistó con ganadores del Nobel como Albert Einstein y Pearl Buck.


La etapa de edición fue de lo más sabroso. Transcribe varias de las correcciones que la editorial le pidió que hiciera, inclusive algunas ortográficas. Reconoce que exageró en algunas escenas de sexo que tuvo que modificar y hasta varió en casos la trama ante sugerencias muy razonables. Todo esto debe estar previsto para el escritor que de verdad tiene ganas de contar una historia y no meramente salirse con la suya. Lo más sabroso es cuando debió enfrentarse a la crítica de los “sabelotodos” de revistas especializadas, mismas que en general se distribuyeron en un /0% a favor con un 30% en contra. El mismo autor nos cita varias de las mismas, con nombre y apellido y las revistas correspondientes.


También estaban, lo que más le importante, algunas cartas de los lectores que lo apoyaron y otros que lo criticaron con fuerza. Se distribuyeron en un 90% a favor y un %10 en contra.


No obstante, los comentarios más contrarios vinieron de dónde menos imaginó: Suecia. De hecho en el momento en que el autor escribe este libro acerca del otro libro, todavía en la península escandinava no se publicaba “El Premio”.


Sin mayores comentarios personales cito tres textos interesantes sobre algunos tópicos que pueden interesar a los que disfrutan del arte de escribir:

   Dos métodos para escribir: pros y contras

“Hay algo que decir a favor y en contra de cada estilo. A favor de los primeros, los de “sentémonos y veamos qué sale” está la espontaneidad, que es el resultado inevitable. El escritor no se siente cohibido por un plan. Inventa conforme va escribiendo. Hay más lugar para la invención. No es probable que llegue a cansarse del trabajo que está realizando puesto que, de un día al siguiente, ignora lo que va a pasar. Todo es una sorpresa para él. En contra de esta forma de enfocar un libro tenemos que, al tratarse de un libro no planeado, al no haber meditado con cuidado en la historia, puede lanzarse de pronto en dirección equivocada, en la que adquieran excesiva importancia los caracteres y argumentos secundarios, con lo que el libro, una vez terminado carecerá del necesario equilibrio y perspectiva. Con frecuencia, este modo de enfocar un libro da como resultado una pérdida de tiempo y esfuerzo, que puede llevar a la desilusión.

Afiche de  la  Película: El Premio
            La novela planeada, o según un esquema, tiene a su favor la virtud de haber sido pensada, trabajada, disciplinada, de modo creador, en la mente y el papel del autor, que da a los personajes más importantes su pleno valor; a las historias principales y secundarias, la adecuada perspectiva y equilibrio, de modo que la novela llega a la realidad siguiendo casi exactamente el plan en que fue concebida. En contra de este método puede aducirse que el novelista que planea demasiado cuidadosamente por anticipado puede realizar su libro según un molde tan rígido que no deje lugar para que la imaginación trabaje libremente, ni para que surjan y crezcan nuevas ideas que extenderían ampliamente su narración”

Sobre el escritor y el dinero

“Nunca he comprendido esta actitud de la prensa literaria. Cualquier otra clase de artista creador, del orden que sea, puede permitirse hacer públicas sus ganancias, ya se trata de Picasso, Oliver, Stravinsky, o Nureiev, y no por eso se impugna su integridad ni se critican sus obras con prejuicios. El dinero sirve, en realidad, para demostrar su valía. Sigue siendo puro. Pero en el mundo literario, dinero equivale a corrupción. Un novelista puede actuar de modo anormal, ilegal, antisocial. Puede admitir que es homosexual, alcohólico, adicto a las drogas, presumir de amantes. Puede pegar a su esposa o a los animales. Y todo es aceptable; incluso le da personalidad, y, en cierto modo, hasta da un brillo extra a su imagen literaria. Pero el dinero… ¡oh! El dinero, no… Es la base de toda maldad, incluida la de los pérfidos críticos”

El Novelista y el Cine

“Como novelista que he tenido la buena fortuna de haber vendido los derechos cinematográficos de seis de mis once libros, tengo todas las razones para sentir afecto por el cine. Pero, no importa lo que digan los comentaristas y críticos literarios, me resulta imposible concebir la idea de que un novelista que se respete cree una novela sólo pensando en una posible venta al cine…La única preocupación del novelista ha de ser, y siempre ha sido la mía, el libro en sí, la novela, que ha de ser escrita como libro”

Cuando se le criticó acerca del origen de sus personajes, que, según algunos, podían identificarse con este o con aquel conocido personaje:

“No creé al protagonista de El Premio basándome en la figura o en la vida de Sinclair Lewis, ni de ningún otro auténtico laureado. No lo juzgué necesario. Tenía mi propia experiencia como autor; un autor que puede tomarse unas copas con una sueca. Además, todos los autores, lo mismo que la gente, tienen problemas, y algunos, incluso, vida sexual.

Quiero despedirme de su crítico y de su público, con una anécdota sobre un autor que considero por encima de todo reproche. Un día, un periodista pidió a Gustave Flaubert que identificara a la Madame Emma Bovary de la vida real. Flaubert contestó muy malhumorado: -Señor mío, ¡yo soy Madame Bovary!”








Se trata de  un libro altamente  recomendable.

11 comentarios:

  1. Realmente se ve muy atractivo el libro que acabas de reseñar, considerando cómo desmitifica una institución tan valorada, tal cual viene a ser el mismo premio Nobel (la que por ser justamente chilenos, nos llega bastante debido a nuestros dos insignes poetas). Lo que cuentas a partir del contenido de este texto de Wallace, deja claro lo caprichosos que pueden ser las apreciaciones artísticas; por otro lado, bien es sabido que los mismos Premios Nobel son como los Oscar, se mueven por razones políticas y arbitrarias (ejemplo: cuando no se lo dieron a Borjes, que en todo caso no es santo de mi devoción, solo por ser de derecha y aceptar la invitación de Pinochet públicamente o que no se lo hayan otorgado a Asimov y Bradbury, quienes lejos hicieron más aportes que muchos autores que en su momento fueron galardonados y nadie hoy conoce).
    Pasando a otro tema...Puras promesas y palabras al viento (o a la blogósfera) con lo de la continuación del cuento sobre tu querido Doctor Mortis).

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    1. Estimado, comparto algunas de tus aprensiones sobre los grandes premios, pero de ahi a comparar los nobel con los oscars, es de un reduccionismo a raya en lo infAntil!

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  2. Agrego que el mismo autor percibe que lo más importante de una narración, al menos en lo que él escribe, son los personajes, por eso es del todo menester delinearlos bien, a fin de que no sean una mera prolongación de ti, o copias de otros textos propios o ajenos. Repito que me impresionó que dedicara cinco carillas (con máquina de escribir, no ordenador) a delinear cada personaje, a crear a alguien y que reaccionara coherentemente dentro de los hechos. En realidad, los tópicos se repiten, los escenarios pueden ser muy similares, las tragedias conocidas(abandonos, infidelidades, locuras, traiciones, desengaños, horrores de todo tipo) sin embargo, son los personajes lo realmente nuevo en cada historia. Wallace dice que cuando partes de la historia, tiendes a encajar a los personajes en las mismas trilladas triquiñuelas y por eso todos parecen iguales; en cambio, cuando creas personajes y los estrellas contra las circunstancias, entonces sí que surgen nuevos universos. Muy interesante para reflexionar.

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    1. Muy interesante tu reseña, mi estimado.
      a la brevedad leere tu continuacion de Mortis

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  3. Gracias, querido amigo, espero tus comentarios.

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  4. Gracias, querido amigo, espero tus comentarios.

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  5. Amigo, te invito a leer el adelanto de mi cuento "La llegada", en mi blog ;)

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  6. Hola querido Amigo, hace mucho tiempo esperaba algún comentario tuyo de literatura, debo decir que a Wallace lo conocía a través del cine, de hecho el libro "El Premio" lo vi en película cuando era niño y me pareció un magnifico triller, curiosamente muchas veces desee leerlo pero nada, algún día lo tendré en mis manos. Ahora con relación a este texto de como escribir una novela, me parece magnifico sus consejos, aun recuerdo los dados por otros escritores como Vargas Llosa quien dice que la investigación y empoderamiento del personaje por parte del escritor es relevante o Victor Hugo que expone que parte de la narración debe ser vivencial y lo imaginado inserto en este mundo narrado (cada escritor con su método), lo importante es el resultado. Deseo hacer algunas aclaraciones: Elwin dice insignes premios noveles chilenos, pero el a dicho en todos los tonos y formas que no le gusta Neruda y cito textual "por que es fome", incluso una vez gano la colección de poemas del susodicho y los vendió, "podrían haber regalado algo mejor, siempre con el viejo cu....". Con relación a Borges no es porque fuera de derecha (aun cuando esto no esta probado, leer la biografías de Volodia "los dos borges", sino cito "porque es muy difícil de entenderlo y a mi me aburre ese tipo de escritura". No darle a Asimov y a su colega Bradbury, son dos excelentes escritores, pero dieron todo lo que tenían y nada más, que no lo obtuviera un Borge, Kafka, Unamuno, Chesterton, entre otros es un desastre. Las correcciones son muy necesarias.

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  7. jajajajaja Neruda y Borges "fomes", jaja digno de Elwin ;)

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  8. Querido amigo Miguel, Elwin tiene curiosas formas de hablar en privado y depende con quien esta es la forma que toma, es como un mutante capaz de tomar personalidades, pero si él considera a muchos escritores como fomes y algunos hasta de pesados como Roberto Bolaños que por cierto solo ha leído según el un cuento, pero vaya con nuestro amigo

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