miércoles, 29 de marzo de 2017

UN CHASCO PARA ARRAU


Anfitrión: Tally Man

La sección

de


Tally Man





Un buen chasco 
que se llevó Claudio Arrau


En su libro Presencias y experiencias, el simpático y cosmopolita editor Carlos Lohlé nos relata un ríspido episodio en la vida de nuestro premio nacional de arte. A la distancia de los años no deja de provocar cierta hilaridad, aunque, estamos seguros, en su momento debió significar un enojoso contratiempo.



Nos cuenta Lohlé que en su primer viaje a Sudamérica, allá por 1939, a bordo del barco alemán Cap Norte, se encontró nada más  y nada menos que con el ya famoso panista chileno Claudio Arrau (a la sazón, con 36 años). Lo señaló como un gran lector y un gran conversador. Nuestro artista viajaba con su chispeante y encantadora esposa, la mezzosoprano Ruth Schneider, quien también visitaba América del Sur por primera vez. Arrau le confesó que esta jovencita se había ofrecido para ser alumna suya, petición que él rechazó innumerables veces, hasta que, como quien dice, por cansancio, la aceptó, para luego, en 1937, contraer matrimonio. Tuvieron 3 hijos.



Pernambuco
Llegaron a Pernambuco, Brasil, donde nuestro pianista fue recibido con bombos y petacas: músicos tocando, gente aplaudiendo y autoridades saludando. Fue conducido al hotel donde se daría un brindis en su honor. Gentilmente, Arrau convidó a su nuevo amigo tanto al cóctel como al concierto. Por supuesto, ni tonto ni perezoso, Lohlé aceptó.



Fue en ese momento que Ruth, curiosa, bailarina y alegre, llena de entusiasmo por conocer cosas de Brasil le preguntó a un sujeto que estaba a su lado:

«—¿Hay cerca monos y pájaros extraños con plumas multicolores? ¿Y puedo verlos?

 —¡No! —fue la contestación rotunda y seca del aparente funcionario».


Cuando fueron al teatro, el editor consiguió un puesto especial junto a la señora de Arrau. El maestro interpretó a Beethoven y tal vez, para oídos no entrenados, todo podría sonar de maravilla, pero para la astuta Ruth, no fue así:

Ruth junto a dos  de  sus  tres  hijos

«—¿Qué pasa? ¿Qué pasa? Claudio toca las teclas como un furibundo. ¿Qué es esto?»


Luego de la presentación fueron al camarín. Encontraron a un Claudio Arrau furioso e indignado. Allí les contó que una de las autoridades se había ofendido mucho por lo que su mujer había dicho lo que constituía una ofensa a la nación brasileña, por lo tanto, se le conminaba a abandonar Pernambuco cuanto antes. Al otro día, sin músicos ni aplausos, ni autoridades de turno, el pianista y su cónyuge, tomaron el barco abandonando Brasil.



Carlos Lohlé dice que luego pudo encontrarse con Arrau en varias ocasiones y que nunca dejaron de acordarse del extraño contratiempo ocurrido en Pernambuco.

Vamos, Vamos, disfrute  algo  del genio  de este artista. Desafío a  cualquiera a escuchar siquiera un minuto del siguiente  link  pinche aquí

7 comentarios:

  1. Hace algunos años me entere de este hecho gracias a un amigo quien me presto un libro sobre anécdotas de la historia de la música, pero no pude evitar volver a reír, ya que tu Mauricio tienes una forma de relatar hechos que tiene su gracia especial, otra anécdota de nuestro gran músico fue que la última vez que vino a Chile le habían prohibido su medico todas las comidas típicas nuestras, a lo que él contesto entonces a que voy a Chile.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mi querido amigo: creo que esto de citar «anécdotas» y «chascarros» de personajes de nuestra historia es harto más entretenido que hablar mal de ellos, farandurizarlos, como hace cierto escritor del que ya comentaste en tu blog. Lo primero los hace más humanos, pero no menos brillantes o importantes para la Historia. A ver si consigo algo más por ahí, ya que ahora estoy leyendo a María Graham. Espero tener suerte. Hasta pronto y gracias por tus comentarios.

      Eliminar
  2. Muy interesante anécdota, que por supuesto ignoraba. Muchas gracias por compartirla con nosotros, que con ello demuestras la calidad de un blog como plataforma divulgativa (a diferencia del Feisbuk que por lo general es puro morbo y sobre exposición, digan lo que digan quienes lo defienden).

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. MI querido amigo, estoy para servir a Dios y al pueblo.
      Gracias.

      Eliminar
  3. Excelente relato. Soy brasileño y admirador del arte de Arrau. Desgraciadamente, en 1939 Brasil pasaba por un período dictatorial bastante severo y nacionalista, llamado "Estado Nuevo", y parece que la señora Arrau fue mal comprendida por un fanático. Espero que nuestro pianista favorito haya tenido la oportunidad de volver a mi país en un período más receptivo. Gracias!

    ResponderEliminar
  4. Di el Gobierno de Brasil no promovía películas sobre su gente y diversidad de paisajes, qué esperaba de una mujer alemana que solo veía caricaturas de Brasil en el cine.

    ResponderEliminar
  5. Pues que tienes razón, sin duda, consideraron inoportuna o de mal gusto la ocurrencia de la joven Ruth. Que hay para todo.

    ResponderEliminar