Anfitrión: Johann Liebhart |
LOS CUENTOS
DE
HOFFMANN
Se conocen
como “óperas malditas” a aquellas
obras que tienen fama de mala suerte, y que tienen no pocas
historias de muertes y accidentes. Comenzaremos este ciclo con:
LOS CUENTOS DE
HOFFMANN
de
Jacques Offenbach
Recuerdo
perfectamente el día en que me encontré con “Los cuentos de
Hoffmann”. Eran las 14:30 de un día jueves, después de clase, me hallaba en mi acostumbrada rutina
de escuchar los resúmenes previos de
la trasmisión de la
ópera en la radio Andrés Bello, de feliz
recuerdo. Tan interesante me parecieron
las historias que no
dudé en escucharla. Sencillamente
me encantó.
Aunque se
trata de una ópera
más o menos irregular,
y no todas sus partes
tiene la misma
calidad musical, sin duda, se
trata de una obra
con momentos sublimes y
magníficos, de los mejores
de este arte, que formarán parte
del repertorio operístico para
siempre.
Por ejemplo, ¡quién
no ha escuchado aunque
fuera de lejos la
conocida aria “Barcarolle” que terminó por divulgar la película
“La vida es bella”!
Esta
entretenida ópera tiene
una historia de los
más interesante y , por cierto,
no radica sólo en su argumento.
Jacques Offenbach
y compañía
Jacques Offenbach |
Esta obra
es inseparable de los talentos
de aquellos que
directa e indirectamente la crearon. Offenbach fue un hombre de
admirable actividad: cellista, compositor, escritor, empresario,
cronista, que entregó al mundo todo lo que su alegre personalidad pudo dar. No era francés de
nacimiento (Colonia, 1819), pero desde
su arribo a París
a los 14 años,
hizo de esta bella
y misteriosa ciudad, su residencia
y referente de éxito.
Sus melodías,
alegres y fáciles,
encantaban a la sociedad
parisina que lo acogió con
entusiasmo y exigencia. Su desenfado, bufonadas
y críticas a la sociedad de su época, como a las obras del pasado, lo hicieron
famoso. Un ejemplo, es su conocida
opereta Orfeo en los
infiernos donde satiriza la
Orfeo y Eurídice de Gluck.
Un trozo
en particular de esta obra
es mundialmente conocida
como can-can, brevísimo trozo que vale
la pena apreciar en escena.
Sin
embargo, también conoció el fracaso, como con
su ópera Robinson Crusoe.
La Parca lo encontró trabajando en la
que sería su obra más
ambiciosa “Los Cuentos de
Hoffmann”, que no solo quedó inconclusa sino también desordenada.
E.T.A. Hoffmann |
Pero, ¿quién resultó ser Hoffmann? Este personaje de
la vida real, conocido como E.T.A. Hoffmann (La
A la agregó como homenaje a Mozart), abogado, músico y dibujante, no
obstante, hoy se
le conoce como escritor de cuentos de
terror, siendo reconocido como el
antecesor de Poe, Lovecraft, Stocker y una pléyade
de seguidores. Varios elementos
de “Los cuentos de Hoffmann” están sacados de
sus cuentos.
Offenbach basó su ópera
en una obra pre-existente “Los cuentos fantásticos de Hoffmann”, de Jules
Barbier y Michael Carrier que
tuvo cierto éxito. Para
construir esta obra
los autores utilizaron
tres relatos: Los cuentos en los que se basa la ópera son “El Arenero”, "El Consejero Krespel"
y "El reflejo perdido". El aria conocida como “La
canción de Kleinzach"
también está tomado de uno
de sus cuentos.
Con todos estos
elementos, Offenbach ideó construir una
gran obra que destacara la
fuerza de los relatos con la chispeante
y atinada descripción musical.
Todo bien pero...
Una ópera
gafe
O “yeta”, como decimos
en Chile. Esta ópera
cuenta con una serie
de
problemáticas en su gestación y en sus presentaciones hasta
el día de hoy. Offenbach no la terminó,
murió cuando apenas llevaba la
partitura para piano y voces
y algunas escenas. El orden de de las
historias está todavía
poco claro. En su estreno en 1881, no se incluyó el tercer acto, el de Giulietta. Con el incendio de
la Ópera de París
en 1887 se destruyeron las partituras
originales. Varias veces, antes del debut, el tenor
quedó afónico. En la Ópera
de París
no volvió a presentarse completa
hasta 1974.
A pesar de toda su mala suerte, es hoy
una ópera muy representada y querida
por el público.
¿Cuál es
la historia y quién es
quién?
Hacer un resumen
de esta obra
es harto difícil, pues ha
sufrido tantos cambios que casi
se puede afirmar que cada director hace
lo que quiere
con ella. Lo mismo ocurre con
los personajes, especialmente el querido (o querida) Nicklausse cuya verdadera
naturaleza es de lo más
extraña y controvertida.
Más o menos se puede decir que
la ópera tiene un prólogo, tres actos y un epílogo. El prólogo nos muestra
a la Musa de
la poesía (en no todas las presentaciones esto ocurre) quien aclara
que tiene la
intención de hacer que
Hoffmann se centre en ella y rechace los amores
humanos. Aparece Lindorf, fuerza
del mal, que quiere quedarse
con el último amor de Hoffman,
la prima donna Stella. Ella ha
enviado un mensaje a Hoffmann esperando que puedan reunirse. Lindorf, decide interceptar el mensaje.
Llega el poeta al bar con un grupo de estudiantes
y su amigo Nicklausse (personaje
travestido, interpretado por una mujer, vital y misterioso quien jugará
un papel clave en la trama).
Luego de humoradas y reflexiones, el coro le pide Hoffmann que
cuente la historia de sus amores.
El primer Acto, de
nombre Olimpia, nos cuenta el loco amor que siente Hoffmann por
una autómata homónima al acto. El
poeta no sabe que ella
es solo una muñeca. En un baile frenético, se
rompe la chica
mecánica, dejando a Hoffman
dolorido ante la burla de
los presentes, pero siempre socorrido por
Nicklausse.
El segundo acto, de nombre Giulietta, (en algunas presentaciones este es el
tercer acto) comienza con
la bella y a
la vez inesperada barcarolle, que nada
tiene que ver
con la trama (Algunos expertos
insisten en que este tema
nunca fue en la ópera,
pues ya estaba
presente en otro proyecto de
Offenbach. Por esas cosas
lo pusieron allì y ha funcionado
muy bien). Hoffman y Nicklausse están
en Venecia donde el escritor se
ha enamorado de la
frívola cortesa Giulietta.
Hoffmann, en un duelo, mata al antiguo novio
de la mujer por
lo que Nicklausse lo insta
a huir. El malvado Dapertutto
ofrece a
la cortesana una joya a cambio
del reflejo de Hoffman en un
espejo mágico, donde se capturará su alma. Giulietta
acepta y logra conseguir el reflejo de
Hoffmann para Dapertuttoo.
Este último prepara un veneno para
el joven defensor del poeta, pero
por error lo bebe Giulietta que además
rompe el espejo. Acá hay otro final muy utilizado, y es que la cortesana rompe el espejo,
engañando a Dapertutto, pues se
queda con la joya, y termina huyendo en
una góndola acompañada
por Pitichinaccio, el sirviente de su antiguo novio. Nickalusse logra llevarse a Hoffmann.
El tercer acto, Antonia,
que a veces es el segundo, nos cuenta
la triste historia de una
jovencita sometida por una enfermedad y
por el recuerdo de su madre muerta. Su padre, Crespel, se opone
al amor entre su hija y el poeta. Lo que pasa es que
si Antonia canta, es muy posible que ella muera. Entonces aparece
el doctor Miracle, que es el espíritu
del mal, y motiva a la muchacha a
cantar como lo hacía su
madre, provocando su muerte. Nicklausse
logra salvar a Hoffmann de la ira
de Crespel, quien lo cree culpable de esta tragedia.
El epílogo es aún
más complicado, de hecho yo he
visto cuatro finales.
Vuelve la escena del principio, todos reunidos en el bar. Hoffmann declara que cada
una de sus antiguos amores no son más que los
aspectos de su último amor,
Stella, por quien ya
tampoco siente mucho entusiasmo. Justo entonces aparece
la prima donna quien, interceptada por
Nicklausse, decide quedarse con
Lindorf. Desde aquí hay cuatro finales posibles:
a) La Musa
aparece para decirle
a Hoffmann que desde
ahora ella será su único amor y que debe
abandonar los amores humanos.
b) Nicklausse,
una vez que ha
ahuyentado a Stella, se
despoja de sus vestimentas humanas y, como la Musa de
la poesía que siempre lo ha
protegido, se dispone
a guiar a Hoffmann
hacia su destino artístico.
c) Aparece
la Musa y
le muestra a Hoffmann que el verdadero amor es aquel que
cuida al que ama, entonces revela
la bveradera personalidad
de Nicklasse que
es una mujer que
lo ama. Hoffmann se queda
con Nicklausse.
d) Hoffmann cree
soñar, y se dispone a poner
por escrito sus historias de amor,
inspirado por la Musa.
Se trata, pues, de una
obra con muchos tropiezos y que,
no obstante, insto a conocer. A continuación algunos ejemplos:
Del Prólogo podemos destacar elaria de Kleinzach. Un trozo inesperado y bello, cuando el poeta acepta cantar el aria del cojo Kleinzach y, de pronto, se pone divagar sobre la belleza de la Musa.
Aria de Kleinzach Para escuchar el aria de Kleinzach con Michael Spyres, pinche aquí.
HOFFMANN
¡Sea
por Kleinzach!
Había
una vez
en la
corte de Eisenach...
ESTUDIANTES
En la
corte de Eisenach!
HOFFMANN
...un
pequeño engendro
llamado
Kleinzach!
ESTUDIANTES
¡Llamado
Kleinzach!
HOFFMANN
Llevaba
gorro militar,
y sus
piernas hacían ¡Clic, clac!
¡Clic,
clac! ¡Clic, clac!
¡Así
era! ¡Así era ese Kleinzach!
ESTUDIANTES
¡Clic,
clac!
HOFFMANN
¡Clic,
clac!
TODOS
¡Así
era, así era ese Kleinzach!
HOFFMANN
¡Tenía
una giba a guisa de estómago!
ESTUDIANTES
¡A
guisa de estómago!
HOFFMANN
¡Sus
pies sarmentosos
parecían
emerger de un saco!
ESTUDIANTES
¡Parecían
emerger de un saco!
HOFFMANN
Su
nariz estaba negra de tabaco,
y su
cabeza hacía ¡Cric, crac!
Cric,
crac, cric, crac!
¡Así
era, así era ese Kleinzach!
ESTUDIANTES
¡Cric,
crac!
HOFFMANN
¡Cric,
crac!
TODOS
¡Así
era, así era ese Kleinzach!
HOFFMANN
En
cuanto a los rasgos de su rostro...
(Parece
quedar poco a poco absorto
en su
recuerdo.)
ESTUDIANTES
En
cuanto a los rasgos de su rostro...
HOFFMANN
En
cuanto a los rasgos de su rostro...
(Se
levanta.)
¡Ah!
su rostro era encantador.
Lo estoy
viendo, bello como el día
en
que, corriendo en pos de ella,
abandoné
como un loco
la
casa paterna
y huí
a través valles y bosques.
Sus
cabellos, en oscuras lazadas,
sobre
su elegante cuello
proyectaban
cálidas sombras.
Sus
ojos, nimbados de azul,
lanzaban
a su alrededor
una
luz fresca y pura
y,
cuando nuestro carruaje llevaba
suavemente
nuestros corazones
y
nuestros amores,
su voz
vibrante y dulce
lanzaba
a los cielos que la escuchaban
una
canción cuyo eterno eco
aun
resuena en mi corazón
NATHANAEL
¡Oh,
cabeza loca!
¿A
quién diablos estás pintando?...
¿A
Kleinzach?
HOFFMANN
¿Kleinzach?
¡Hablo
de ella!
NATHANAEL
¿De
quién?
HOFFMANN
(volviendo
a la tierra)
¡No!...
¡Nada! Mi mente se confundía.
¡Nada!...
Y Kleinzach vale más
por muy
deforme que sea.
Cuando
bebía demasiada ginebra
o
aguardiente...
ESTUDIANTES
¡Ginebra
o aguardiente!
HOFFMANN
...
¡había que ver flotar
los
faldones de su frac!
ESTUDIANTES
Los
faldones de su frac...
HOFFMANN
...
como hierbas en un lago,
¡y el
monstruo hacía flic, flac!
¡Flic,
flac! ¡Flic, flac!
¡Así
era, así era ese Kleinzach!
ESTUDIANTES
¡Flic, flac!
HOFFMANN
¡Flic, flac!
TODOS
¡Así
era, así era ese Kleinzach
(ruidosos
aplausos)
Del primer acto hay que escuchar
la espectacular aria de
Olimpia, cuando la muñeca canta
en sociedad. No puedes dejar de conocerla.
Te ofrecemos 3 posibilidades:
OLIMPIA
(Spalanzani
la acompaña al arpa) Kathleen Kim
Las
aves en la enramada,
todo
habla a la joven
¡todo
habla a la joven de amor!
¡Ah,
todo habla de amor!
¡Ah!
Esta es la canción gentil,
¡la
canción de Olimpia!
(su
voz comienza a perder fuerza)
¡Ah!
(se
escucha el sonido de un
resorte
mecánico)
OLIMPIA Elizabeth Futral
(continúa
igual que antes)
¡Ah!
Esta es la canción gentil,
¡la
canción de Olimpia!...
INVITADOS
¡Es la
canción de Olimpia!...
OLIMPIA
Todo
eso canta resuena y suspira
alrededor
de su emocionado corazón.
¡que
se estremece de amor!
¡Ah!
¡Se estremece de amor! ¡Ah!
Esa es
la canción encantadora,
la
canción de Olimpia.
¡Ah!...
(su
voz vuelve a perder fuerza) Patricia Jenackova 1
OLIMPIA
Esa es
la canción encantadora,
la
canción de Olimpia.
INVITADOS
¡Es la
canción de Olimpia!...
El segundo acto contiene el tema, probablemente, más conocido de
la ópera, la famosa “barcarolle”. Esta balada no
tiene relación con la trama, además que está interpretada por
Nicklausse y por Giulietta, lo que no tiene
lógica, en todo caso, ¡puchas que es
linda!
¡Bella
noche, oh, noche de amor!
Sonríe
a nuestra embriaguez,
noche
más dulce que el día.
¡Oh,
bella noche de amor!
¡El
tiempo huye sin cesar
y se
lleva nuestras ternuras!
Lejos
de esta feliz morada, Damrau y Brower
el
tiempo huye sin cesar.
dadnos
vuestras caricias.
Céfiros
ardientes,
dadnos
vuestros besos. ¡Ah!
¡Bella
noche, oh, noche de amor!
Sonríe
a nuestra embriaguez,
noche
más dulce que el día.
¡Oh,
bella noche de amor!
Para el tercer acto tenemos la linda
aria de Antonia que a continuación la presentamos en 2 versiones:
Pero
es siempre fiel
y
conserva su fe.
Mi
bien amado, mi voz te llama, sí,
todo
mi corazón es tuyo.
Querida
flor que acabas de abrirte,
por
piedad, respóndeme,
tú que
sabes si me ama todavía,
si
conserva su fe en mí... Mi
bien amado, mi voz te implora. Ruth Ann Swenson
¡Ah! ¡Que tu corazón venga a mí!
¡Ah! ¡Que tu corazón venga a mí!
Francamente, creo que se
trata de una de las más bellas
óperas de todos los
tiempos. Es tiempo que
se aventuren a conocerla.
Esta presentación tuya Mauricio me recuerda al inolvidable Jorge Dahm y su programa Creaciones de los domingos en donde bien de madrugada las personas un poco más sensibles por conocimiento operático, musical y en general cultural se podía deleitar con la información anexa que daba Dahm, muy buena tu exposición sobre Jacques Offenbach y excelente de colocar las escenas musicales
ResponderEliminarTuve el gusto de leer los cuentos de Hoffman a muy temprana edad en una preciosa edición en tapa dura y con ilustraciones, en la época en que era socio del Instituto Goethe (en mis últimos años de la media). Por cierto, te cuento que Asimov incluyó "El Arenero" (que además estudió Freud en su ensayo "Lo Siniestro") dentro de su recomendable antología "Lo Mejor de la Ciencia Ficción del Siglo XIX.
ResponderEliminarRespeto a esta ópera, como siempre muy interesante lo que cuentas, que eso de "las obras malditas" es algo que me atrae mucho.
Con gusto le dedicaré tiempo a estas piezas que mencionas.
Gracias por pasarte por aquí, Elwin, te hago la recomendación de por lo menos intentarlo con el aria de Olimpia interpretado por Kathleen Kim. Nada tiene que envidiarle Elizabeth Futral que más bien hace una presentación cómica del tema. Patricia Jenackova es, digamos, "linda" y en los dos link se ve "linda", pero no canta mal¡Atrévete!
EliminarMi querido amigo, honor el que me haces comparándome con el gran Jorge Dahm (y a Rascapumpa). Lo cierto es que esta obra es de lo más entretenida y es una buena oportunidad para adentrarse en el mundo de la ópera, aunque claro, con cuidado y utilizando buenas selecciones.
ResponderEliminarEspero te atrevas con lo que recomendé en el artículo.
Gracias.
Esa recomendación será algo digamos extrema
ResponderEliminarPara no atosigarte, comienza con el aria de Olimpia interpretado por Kathleen Kim, intenta llegar al final. Antes, por su puesto lee el texto, sin duda no podrás dejar de apreciar la calidad vocal de la intérprete. El propio nombre de la cantante es el link ¡Inténtalo!
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